jueves, 8 de abril de 2010

¡¡ TARDECITAS ALEGRES DEL STRONGEST !!

por Isabel Velasco


En este largo caminar por la vida, ya en la época de acumular recuerdos y sentir la alegría de la vida en su esplendor, como para no dar gracias a Dios!

De tantas cosas…tantas! y una de ellas es la herencia! Lo que nos dejaron, lo que amamos, eso es parte de nuestra existencia de ese sentimiento que como dicen:
“SI NO LO SIENTES…NO LO ENTIENDES”

Ese orgullo de pertenecer a un lugar, de ser parte de ello, de los sonidos, de la ciudad, de los aromas, las plazas, las callecitas, las montanas, los cerros y más que nada la pasión!

Si! la “pasión” ese desgarro que nace en el alma y nos vuelve locos, nos hace gritar y nos conmueve, nos lleva al suelo de alegría y también de lagrimas…eso lo conocen solamente los que respiran STRONGEST! …los que desde el corazón rugen, pelean y se defienden como TIGRES!

No puedo olvidar los mágicos momentos de mi infancia, cuando muy pequeña, en el jardín inmenso de la casa que teníamos en la calle Omasuyos, donde estaba la fábrica de mixtura y serpentina, cajas y cotillones “Bueno Bonito y Barato” había una fuente de patos, una granja, un corral y muchos conejos, gallinas, pavos y entre ellos correteando y pastando ocho bellas vicuñitas…hermosas, altivas!

Ellas eran las vicuñitas que entraban corriendo todos los domingos al estadio de La Paz junto a un gran grupo de Stronguistas!

Las puedo ver ahora en mis recuerdos como en un sueño, cuando mi madre y todas las mujeres que vivían en mi casa las arreglaban con chuspitas y cintos amarillo y negro. Escucho las recomendaciones que les hacían, las veo elegantes y coquetas. Dispuestas a destruir el estadio paceño como siempre entraban airosas y con galope firme y enérgico.

Estas vicuñitas entraban corriendo todos los domingos, al Hernando Siles de La Paz, junto a un gran grupo de dirigentes, hinchas y animadores enloquecidos de felicidad.

Lo veo a mi papça D. Gastón Velasco Carrasco con terno blanco y corbata amarillo y negro corriendo hacia la cancha junto al querido Chupita Riveros, muy joven en esas épocas, el Rocoto, las “Comadres Rodríguez”, los hermanos Carlitos y Octavio Ceballos, el “Llokalla Pabón”, Miguel y Mario Vizcarra, Tito Landa, Raúl Salmon y muchos otros más! que juventud tan hermosa!!
En la fabrica se hacia la mixtura de color gualdinegro, igualmente las serpentinas, todo el sábado entre los empleados y los entusiastas jóvenes, hasta nosotros que éramos muy chiquitas trabajábamos embolsando los paquetes individuales que estos jóvenes llevaban a las puertas del estadio y los repartían a los que entraban, de modo que todos tenían su “cotillón” dispuesto para el momento de gloria dominguera.

Y así en el instante que entraban los jugadores a la cancha precedidos por las vicuñas y por esta muchedumbre de orgullosos stronguistas el Hernando Siles explotaba enérgico con gritos que se podían escuchar hasta en los picos de los Andes.
HUARIKASAYA!! KALAKATAYA!! HURRA HURRA

Las piedras crujían, el Illimani temblaba!

No creo que pueda yo transmitir el sentimiento de inmensa euforia que se sentía en ese momento tan supremo! Los jugadores corriendo entusiasmados con sus dirigentes, sus mascotas y el grupo de alegres hinchas hacia el medio del campo donde se jugarían la vida! Bajo una densa lluvia de mixtura, serpentinas, estampidas de cohetillos, tambores y pitos que se confundían con los gritos del público en una explosión de energía incontenible.

Todos los paceños gritando “Gualdinegro, Gualdinegro de gran corazón!! A la cancha…a ganar como siempre!

Como poder olvidar a los hinchas que hacían volar cientos de “chaiñitas” de sus jaulas en las tribunas, en una maravilla de colores amarillo y negro, tan especial que es característica de esos pajaritos. Muchas veces escuché historias de que los colores del Strongest fueron debido al símbolo de esas avecitas tan típicas de nuestra hoyada paceña.

Como era de esperarse, los “curitas” de San Francisco, ellos paceños, hinchas fanáticos, en esos años de los recuerdos, todos los domingos, antes del partido hacían una visita a los jugadores antes de que ellos entren a la cancha, los bendecían ante la Virgen de Copacabana que es Stronguista! El padre Villamil, el Padre Reque, el Padre Méndez se encargaban del acto piadoso y…les invitaban una copita de vino, para “tener ánimos” el Padre Cadima, de gran recuerdo, haciéndose el que no “mataba una mosca” era el encargado de esa misión, sacando de entre la sotana una botellita del buen vino traído desde las bodegas del convento de San Francisco.

Mientras todo esto ocurría en Miraflores, las esposas, madres y vecinas escuchaban atentamente el partido sin perder ni un detalle, con velitas encendidas delante la imagen de la “mamita de Copacabana” toda la población sintonizada en las Radios Illimani, América, Armonía y Nacional.

Terminado el partido en el cual obviamente había ganado el Strongest, los hinchas salían en caravanas a festejar por las calles de la ciudad, en camiones o camionetas, con bandas, tirando serpentinas y mixtura, bailando. Las chiquillas y señoritas mirándolos pasar. Qué tiempos aquellos realmente! Hay fotos, nadie puede decir que así no haya sucedido y como no me voy a acordar yo, que según mi mama siempre me decía que “felizmente había nacido un 21 de Septiembre a las cuatro de la tarde cuando el Strongest anoto el gol de la victoria al poderoso Peñarol del Uruguay en ese tiempo Campeón del mundo. Obviamente mi papa no estuvo a recibirme en mi feliz llegada y el Dr. Julio Manuel Aramayo encargado de darme la bienvenida, se encontraba colado a la Radio escuchando el partido.

Esa juventud sí que era magnifica, había estado en El Chaco, fueron defensores del territorio nacional, eran los jóvenes de entonces valientes luchadores, deseosos de una patria mejor después de los tormentos de la guerra.

Como poder olvidar la presencia de otra personalidad que hizo historia en el deportismo paceño el querido Don Jacobo Waismann, quien junto a Don Juan Luis Gutiérrez Granier, en esas épocas en las cuales no existía una “escuela de árbitros” por amor al deporte hicieron las veces de ellos. Se cuenta que muchas veces Don Jacobo se hacía “el de la vista gorda” cuando el Strongest cometía alguna falta y de ahí que en el lenguaje popular paceño existe la frase:
“No te hagas el Waisman”

Las glorias del Club son muchísimas, felizmente quedaron fotos para el recuerdo y personalidades como el querido “Chupita Riveros” que continuaron desbordando la energía de los grandes stronguistas de todos los tiempos como lo fue mi padre. Ahora desde el cielo!

Como antes, como siempre, y en todos los tiempos, el Strongest es el equipo de los grandes triunfos, es el de nuestros padres, el de nuestros hijos, es el emblema de la bolivianidad, en la patria y lejos de ella.

En este 102 Aniversario Club The Strongest de mis amores
HUARIKASAYA KALAKATAYA HURRA HURRA!! VIVA EL TIGRE CARAJO!

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