jueves, 27 de agosto de 2009

POR QUE SOY STRONGUISTA Y NO BOLIVARISTA


Soy del Tigre porque soy gente bien… (soy devoto y fiel)En principio, cuando era chiquito no fui obligado por nadie a ponerme la camiseta y menos por la represión de algún padre para alentar a un equipo que ni gracia, ni camiseta, ni mística tenía, en cambio… desde la primera vez que vi una imagen de un tigre me enamoré de él… Odio a Winnie, amo a Tiger… e Igor tiene la Celeste (amargos); así amigos… tenía una colección de más de 50 tipos de Tigers… porque el bicho me encantaba. (todavía me pregunto en qué momento de la historia uno de los iluminados dirigentes celestoides decidieron “crear” el Leoncillo para hacerle frente a la imagen del Tigre… un craso y patético error, vaya a saber si todos los minibuseros que se hacen crecer la melena lo hacen en honor a su Academia).


Y luego vi a mucha gente vestida elegantemente a rayas unas negras, otras amarillas, el aurinegro le decían y no puede desprenderme más de esos colores.Amo al Tigre no por darle la contra a la gente o por arrimarme a circunstanciales resultados y luego tratar de caerle bien a la gente. Soy del Tigre porque se me quedó en la retina ese glorioso equipo, Eliseo Ayaviri, Eligio Martínez, Luis Galarza, Jorge Lattini, Ovidio Meza, Tito Montaño, Sandro Coelho, Alex da Rosa, Eduardo Villegas, Luis Iriondo, Ramiro Castillo (inolvidable chocolatín), Gustavo Domingo Quinteros (antes de que le haga mal la altura que le dio de comer tantos años), el maestro Sergio Luna (volvé Sergio), Julián Giménez, Germán Panichelli, Víctor Aragón (aunque la cagaba siempre con sus manos de bolita), Carlos Arias (antes de ser famosillo y darnos la espalda), Oscar Carmelo Sánchez (borracho, macho y de pelo en pecho), Johnny Villarroel, el gran capitán de todos los tiempos Ricardo “Tano” Fontana. No recuerdo a Lattini ni a Pariente, algo recuerdo de Panichelli… y qué se yo… equipo de glorias eternas y garra infinita. Nunca voy a olvidar el revés del Tano a Víctor Aragón o cuando el negro se ponía el equipo al hombro o el glorioso gol de Luna, ese 4 – 3 inolvidable; (y sin embargo nadie recuerda a Hirano palomilla verdad? o alguien se acuerda de Zeoli?) bah… muchos recuerdos todos llenos de huevos y garra… nada de primero nos pagan y luego salimos a la cancha, bahhh esas son mariconeadas y de eso el celeste sabe muy bien.


Amo el Tigre porque pese nunca haber tenido a las grandes glorias de sus tiempos siempre sacó los huevos cuando había que sacarlos. Nunca hicieron huelga minutos antes de salir a la cancha, como acostumbra hacer el vecinillo de la Norte.Amo el Tigre porque no se roba historias, ni nombres, ni chapas, ni barras, ni cánticos, ni jugadores, ni mascotas… (la academia es Racing de argentina y listo).Tenemos 100 años, 34 títulos, miles de historias, 20 muertos de Viloco, una defensa HEROICA en Cañada Strongest (la Guerra del Chaco por si no se ilustraron algunos celestitos) y cientos de gloriosos momentos.Amo el Tigre por su gente, sus hinchas, jamás llenaremos un estadio, no somos la mitad más uno… sino, jamás hubiera ganado el MAS… (vaya coincidencia estadística, Bolívar = mitad +1 y MAS = mitad + 1).


Les decía que el Tigre es su gente, sus hinchas, sus seguidores (fans tiene Britney, el Tigre tiene devotos, tiene fieles), nos conocemos todos, amigos todos, cuando un Tigre se cruza con otro y cualquiera lleva una polera rayada, se saludan cordialmente, con complicidad y respeto, alaban el diseño y la prestancia de ese “traje dominguero”; en cambio, cuando dos poleritas celestes se cruzan generalmente al salir de algún centro de detención, de toma de medidas cautelares o de las líneas de identificación de la FELCC, o tal vez en alguna parada de minibús… y si se miran de frente se comparan las manchas de jolk’e o del ají de fideo al periódico que compran en la doña de la esquina.


Los Tigritos, los devotos del Aurinegro somos pocos, amamos nuestra institución, nuestros colores, no nos colgamos de algunos esporádicos triunfos, no hinchamos el pecho sólo cuando gana el celestoide. Somos Tigres orgullosos, muy orgullosos, no le escapamos a una apuesta de lo que sea sólo por orgullo y porque no le tenemos miedo a nada, no nos corremos jamás. No nos negamos el placer de revirar la apuesta y ver transpirar al obeso de nuestro amigo celestín cuando las cosas van mal en el partido. Si perdemos le pagamos y punto, plata tenemos, orgullo nos sobra y distinción… abunda. Y si ganamos, lo tomamos como si nada, con elegancia, garbo y charmé; no vivimos echando en cara a nuestros adversarios como si fuera la final de la Champions League, nuestra vida es abundante de éxitos profesionales, humanos, sociales, académicos, deportivos, etc.


Vivimos las victorias y éxitos a diario y lo tomamos como si nada y sin embargo afrontamos estoicamente las pataletas pseudovictoriosas de aquellos que sufren en la vida, que no tienen más éxitos que estas tristes victorillas porque luego tienen que volver a sus paupérrimas y deprimentes vidas, esperando el momento de echarnos en cara algún otro clasiquillo ganador. Vayan a festejar si pueden, luego deberán volver a su fútil y triste realidad que viene a diario y no cada 4 meses de partido.


Soy del Tigre porque cada vez que perdemos sufrimos y sufrimos con sentimiento, nada de hipocresías… sufrimos y mucho para ganar y perder… hasta el último hálito del partido tenemos la respiración y el suspiro contenido porque sabemos que jamás vamos a ganar holgadamente, siempre sufriendo, siempre pidiendo hora, pero siempre aliviados y satisfechos, así somos los tigres… sufridos carajo… Soy del Tigre porque tenía su Kalatakaya Huarikasaya del Chupita Riveros y luego todos gritábamos como locos “Hurra Hurra” y no como al frente que sólo gritan “lo va a soltar” o no sé qué cosas en su castellano mal hablado.Se vive como se juega y se juega como se vive, no hay tigre cínico, déspota y frívolo, todos somos sufridos, apasionados, emocionales, cardíacos, somos entusiastas, febriles, ardientes, vehementes, delirantes, exultantes, joviales y demás. Somos puro corazón, puro sentimiento un sentimiento que no se puede explicar… no se enseña en la calle o en los bares de mala muerte, se vive en la cancha, jugando desde niño a ser del Tigre y luego alentando a quienes les toca ponerse la oficial.





Es un sentimiento que no se explica porque lo inexplicable no se enseña, se siente adentro del corazón, tan adentro que duele como plomo cuando los resultados nos desangran o cuando nos inflan en pecho al acompañar los triunfos. Siempre duele señores… ser del Tigre siempre duele.Pero al final… un Tigre es Tigre hasta la muerte… con don Rafita Mendoza que lloraba cada domingo por ir a ver su Tigre y no podía porque su corazón lo obligó a vivir en la k’aima Cochabamba, lejos de su Achumani del alma.Soy del Tigre porque soy gente bien, aplaudo los triunfos del Bolívar… tan endeudado, tan intervenido, tan complicado, tan lleno de mañas y también lleno de un discreto fútbol que nos gana a veces y nos hace ganarlo en otras.Soy del Tigre señores, porque pese a todas las cosas que acabo de decir previamente NO LO PUEDO EXPLICAR… es como un nuevo romance diario, como maripositas pequeñitas en mi panza cada vez que lo veo salir a la cancha o en el muro en la pared de algún restaurante o taller mecánico o en el inestable caminar de un recién iniciado de pocos añitos, NO LO PUEDO EXPLICAR… porque ser del Tigre… es ser tan grande como se siente ser Dios.

LMM